Los pájaros no cantan porque tengan una respuesta. Cantan porque tienen una canción.

DIRECCIONES DEL VUELO

14 de febrero de 2012

Lo es todo y no es nada.

Abre los ojos. Está tumbada en un lugar que no conoce. Ni siquiera sabe si es un lugar. Hace mucho frío, pero por alguna razón no le es desagradable. Una generosa cortina de cabello violeta obstruye su visión. Mueve los brazos buscando encontrar algo que le resulte familiar, quizá el calor familiar de otro cuerpo, quizá el tacto de sus sábanas. 


Se levanta y observa lo que la rodea. Nubes. Está en un globo aerostático. Y de repente recuerda. Recuerda que ayer, hace años, hace siglos, quién sabe, lo dejó todo atrás, los cuerpos calientes, las sábanas, y lo cambió por cuerpos celestes y atardeceres de lienzo. Un lienzo que pinta con sus pestañas cada vez que despierta, con sus manos dubitativas, con su voz. Con cada parpadeo fotografía su universo: los niños que toman el té sobre planetas enanos, las estrellas fugaces que colisionan entre ellas creando fuegos artificiales, las ballenas que cantan entre asteroides, la ropa que vuela en el viento y que algún día colgaba balanceándose en alguna cuerda.


Todo eso es ella ahora. Lo es todo y no es nada. Es ella. Puede quererse y puede odiarse, pero ahora es libre porque ella misma es todo lo que tiene.

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